sábado, 19 de noviembre de 2011

El cielo se llenó de amor con tu llegada.

Y cuando te fuiste, puede que sintiera que el mundo caía, y aunque este fuerte, no podía levantarlo sola, pero entonces recordé que tu me enseñaste a vivir, a poner al mal tiempo buena cara, tu hiciste de mi, la niña más feliz.
Me enseñaste a crecer como persona, contigo aprendí a amar, gracias a que me amabas. Tu supiste caminar descalzo por dónde habían más piedras, y yo hoy sigo tus pasos, tal vez me caiga, y tropiece miles de veces, pero yo sé, que tu desde el cielo me ayudarás a levantarme.
Puede que  eché miles de lágrimas, pero abuelo, has de saber que cada día te recuerdo, te tengo presente, y sonrío, por que quiero que desde arriba me veas así, con mi sonrisa eterna.
Tu siempre ponías alegría dónde hacía falta, nunca importo el lugar, ni la compañía, si estabas tú, con eso sobraba.
Gracias por enseñarme hasta lo que no quería aprender, gracias por acompañarme cuando lo necesite, y dejarme sola cuando me hizo falta. Gracias por haberme cuidado como tu solamente has sabido, y gracias por dejar tu alma, conmigo...

Eres un ser digno de amar abuelito, y siempre lo serás.

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